por Luke Rosenberger
para la columna “Progressive Views” del Boerne Star, 17 de enero del 2020
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El verano pasado, la Biblioteca Pública Patrick Heath en Boerne acogió la exposición “The Newest Americans,” en que destacaba fotografías y entrevistas de personas de todas partes del mundo, hechas apenas momentos antes y después de las ceremonias donde se hicieron ciudadanos estadounidenses. La exhibición fue impresionante — las reflexiones de los nuevos ciudadanos daban mucho en qué pensar, y la gracia, la determinación, la gratitud, y la esperanza dibujados en sus rostros brillaban a través de las fotografías de Sam Comen.
La naturalización — el proceso por el cual damos la bienvenida a los inmigrantes a los plenos derechos y responsabilidades de la ciudadanía estadounidense — les beneficia no solo a esos ciudadanos y sus familias; les beneficia también a nuestras comunidades y a nuestra nación. La decisión de hacerse ciudadano, y la determinación de cumplir con los requisitos de la ciudadanía, muestran un compromiso con los Estados Unidos, sus principios, y su Constitución.
Los ciudadanos nuevos no solo aceptan los derechos que les proporciona la ciudadanía, sino también las responsabilidades de participar en nuestras instituciones democráticas. Estos nuevos ciudadanos no pueden esperar la oportunidad de votar, un derecho que demasiados ciudadanos nativos toman por dado y no dan importancia; también aprecian poder servir en jurados, una responsabilidad que demasiados ciudadanos nativos tratan de evitar.
El valor de la naturalización
Varios estudios han demostrado el valor que los ciudadanos naturalizados aportan a nuestra sociedad. “Putting America First” de Kerwin y Warren (2019) concluyó que “la integración, el éxito, y las contribuciones de los inmigrantes se aumentan a medida que éstos avanzan hacia la naturalización, y que los ciudadanos naturalizados igualan o sobrepasan los ciudadanos nativos en medidas como la educación superior, el autoempleo, el promedio de ingresos personales, y la tasa de propietarios de casas.” Citizen Gain de Pastor y Scoggins (2012) mostró que los ingresos de los ciudadanos naturalizados aumentó de 5% a 7% en los primeros dos años después de la naturalización, y de 10% a 13.5% después de una década. Estos ingresos, por supuesto, se convierten en gastos de consumo y crecimiento económico; Pastor y Scoggins concluyeron que si apenas la mitad de los elegibles para la ciudadanía se naturalizaran, podría añadir de $21 mil millones a $45 mil millones a la economía estadounidense sobre el curso de diez años. Eso nos beneficia a todos — sean inmigrantes o sean nativos.
Pero la taza de inmigrantes elegibles que deciden hacerse ciudadanos en Estados Unidos es mucho menor que la de otras democracías prósperas. Menos de la mitad de los residentes legales elegibles para la ciudadanía estadounidense se han decidido naturalizarse, mientras en Canadá, el 85% de los inmigrantes elegibles se han hecho ciudadanos. ¿Por qué tanta diferencia?
Los factores opuestos
Entre otras razones, Canadá hace mucho más para promover la naturalización. En el 2010-2011, el gobierno federal canadiense gastó unos $1600 por persona en acoger a los inmigrantes y ayudarlos a aprender el inglés o el francés. En los Estados Unidos, la cifra del mismo año fue $2.23 por persona. Nuestras prioridades se revelan en nuestras decisiones económicas. En el 2011, el Congreso estadounidense aprobó $15.3 mil millones para remover y excluir a los migrantes indocumentados, pero solo $18 millones para promover la ciudadanía, la integración social, y el aprendizaje del inglés. Es decir, nuestro país gasta casi mil dólares en control fronteriza y exclusión de indocumentados, por cada dólar que gastamos en ayudar a los inmigrantes legales a la naturalización. Mil por uno.
Y en el 2020, las barreras a la naturalización se hacen aún más difíciles. Las tarifas para solicitar la naturalización, que fueron $95 en el 1996 y actualmente son $680, se aumentarán dentro de unos meses a $1,170. Las exenciones anteriormente disponibles a solicitantes con necesidades económicas se van a suspender. Pero como reportó el New York Times el año pasado, la duración de promedio para procesar solicitudes de naturalización se duplicó entre 2017 y 2019, y como descubrió el Houston Chronicle, esa demora ha seguido empeorándose en Texas, donde 80,000 solicitudes de naturalización estaban pendientes en junio del 2019.
Éste es el momento
Todo eso quiere decir que si usted, o alguien que conoce, está elegible y considerando hacerse ciudadano, ya es hora de actuar. Dos talleres gratuitos se ofrecerán el próximo mes en San Antonio para ayudar con preguntas y solicitudes de naturalización. Tomarán lugar el 1° de febrero en el YWCA en 503 Castroville Rd, y el 29 de febrero en la oficina administrativa del distrito escolar South San ISD, 5622 Ray Ellison Blvd. Algunas organizaciones locales, incluyendo nuestras bibliotecas públicas, ofrecen ayuda y materiales para los que quieren estudiar el inglés, y la historia y el gobierno estadounidense, para cumplir los requisitos de la ciudadanía. Puede encontrar más información en línea en kcdems.us/ciudadania2020.
A todos nuestros vecinos que han decidido naturalizarse, admiramos su decisión y nos alegra poder saludarlos como compañeros ciudadanos. A los que lo están considerando, ansiamos poder darles la bienvenida a la familia muy pronto.